7 December 2016

IDAS Y VUELTAS


Existen ocasiones en las que con cierta facilidad se puede reconocer una parte de lo que eres en el otro. Son ocasiones contadas. Curiosamente no se trata de una cuestión generacional, ya sabemos que cada cual elige -menos mal- a sus contemporáneos; tampoco materia de compadreo ni paisanaje más o menos local: presentimos compatriotas en cualquier parte del mundo. La resonancia personal y preciosa -por extraña- va más allá del mensaje, la aprobación, la afinidad o la empatía, escapa a las contradicciones del otro y a las propias y surge como una comunidad de sentimientos, a veces desde la sencillez sencilla de la risa.