10 May 2016

LLENOS Y VACÍOS


La arquitectura bien podría definirse como un conjunto de llenos y vacíos. Probablemente sea una definición incompleta, como todas, pero al menos tendríamos una intuición táctil del objeto arquitectónico: arquitectura es aquello que podemos tocar y también lo que no. Avanzando un poco más: arquitectura es aquello que podemos ver -aquí las cosas dejan de ser tan obvias- pero también lo que no. Nada más intangible que el vacío que habitamos o el vapor de agua en el aire que respiramos: la arquitectura como gestión de atmósferas intramuros.

La proporción de llenos y vacíos supone uno de los instrumentos más antiguos y eficaces a la hora de analizar una ciudad, un edificio o una habitación, una especie de "prueba del nueve" para nosotros: basta con revisar los planos de la antigua ciudad de Roma o de Bagdag, las plantas de la pirámide y templo de Kefrén en Giza, para comprender su radical contemporaneidad, su vigencia a pesar de su notable antigüedad. En la imagen, la planta de la ciudad excavada de Matmata, en Túnez, nos recuerda que el vacío no es la consecuencia de un proceso formal determinado, la sutura residual entre un conjunto ordenado de masas: el vacío será esfuerzo, espacio conquistado, como el lugar que se despeja a machetazos entre la espesura.  

El vacío se establece desde una estrategia de ocupación en la materia, una estrategia fundacional: el vacío como estructura vacante. Pero además, al margen ya de su variable espacial, el vacío explica y justifica la naturaleza misma de la materia, en el caso de Matmata una roca muy blanda y porosa, casi una esponja fosilizada similar a la permeable toba de origen volcánico. Precisamente su porosidad habilitará la filtración y almacenamiento de agua en un clima seco frente al desierto del Sahara. El espacio interior anidado en la roca se establece en este caso a través de un microclima adecuado de humedad y temperatura: la arquitectura como transpiración o artefacto meteorológico más ligado a la disposición atmosférica de un territorio que a la geometría -o composición métrica- de un edificio. Paisajes originarios del futuro. Experiencias transpirables de llenos y vacíos.

2 comments:

  1. Un texto sugerente, Miguel Ángel. Por algún motivo (seguramente porque venimos de ellas) las cuevas y otros espacios excavados ejercen una perpetua fascinación sobre nosotros y seguimos evocándolos en muchos espacios contemporáneos (Zumthor, Lautner...). Adjunto el enlace a un breve texto que escribí sobre el tema por si a alguien le interesa echarle una ojeada:
    https://bailarsobrearquitectura.com/2015/02/19/cuevas/
    Saludos y enhorabuena por el blog!

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  2. Gracias Iago por el comentario y sobre todo por dejar aquí huella de tu estupendo blog, enhorabuena. Se explora aquí la idea de vacío como esfuerzo, como conquista, la excavación en este caso se presenta como una referencia literal para pensar más allá sobre cualquier vacío y las fuerzas necesarias para su liberación: frente a la materia como origen de la arquitectura (Zumptor), el vacío como estructura anterior, primordial, vacante (Távora). Seguimos charlando...un saludo!

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