Breve historia de una Estación de Trolebuses en Madrid.
Vista de la actual Gerencia Municipal de Urbanismo desde la calle Alfonso XIII, Madrid. Fuente: alumnos ESAYT.
La ciudad constituye un organismo vivo en constante
transformación y regeneración. Corresponde a todas las administraciones, pero
en especial a la corporación local, impulsar un modelo de desarrollo urbano para
cada tiempo y lugar: no parece razonable aplicar en este momento estrategias basadas
en la “piqueta” y el “pelotazo”, soluciones propias de otra época, otros
regímenes, un poco ya, si se me permite la expresión, como de otro mundo. A continuación, la historia de la Estación de Trolebuses de Chamartín y posterior Gerencia Municipal de Urbanismo, tristemente demolida en diciembre de 2013.
Durante la pasada la primavera el Ayuntamiento de
Madrid comprometió la subasta de varios inmuebles municipales. La operación se propuso
con el objetivo perentorio y esencial de aumentar ingresos con rapidez, hacer
frente a la elevada deuda del consistorio y mantener, vía rápida, una
entelequia en forma de fatigada estabilidad presupuestaria. En Pleno
Extraordinario de 28 de marzo de 2012, se aprueba la elaboración del “Plan de
Gestión Patrimonial”, mecanismo que determina la subasta de, al menos, nueve
edificios públicos; uno de ellos será la recién desmantelada sede de la Gerencia
Municipal de Urbanismo, situada en la calle Guatemala 13, edificio concebido
originalmente como Estación de Trolebuses de Chamartín. En la Comisión
Permanente Ordinaria de Pleno de 20 de junio de 2012, se da luz verde al PlanParcial de Reforma Interior del Área de Planeamiento Remitido 05.06 “Alfonso
XIII-Paraguay”, que establece y detalla todos los parámetros
urbanísticos de la parcela. En dicho documento se decreta la demolición
total del edificio existente (29.000m2 sobre rasante y 6.000m2
bajo), liberando una parcela de 14.190m2 y una edificabilidad
resultante de 32.000m2 con uso cualificado “Residencial”.
Construcción de la Estación de Trolebuses de Chamartín. Fuente: CEDEX
La Estación de Trolebuses de Chamartín se construye
en 1951 en base al proyecto de Ignacio Fiter Clavé, arquitecto, en colaboración
con el ingeniero Carlos Fernández Casado y la participación como empresa
constructora de Huarte y Cía. En 1948 el pueblo de Chamartín de la Rosa se anexiona a Madrid como consecuencia del denominado
Plan Bidagor, presentando
entonces el actual distrito de Chamartín un aspecto rural de fincas y cultivos
entre los que se levanta la Estación de Trolebuses, una infraestructura “en las
afueras” que bien podría simbolizar el modelo de expansión territorial de
Madrid durante los años 50. Una poderosa estructura de hormigón armado organiza
una edificación de planta rectangular y orientación sur; el patio central sirve
como espacio de cocheras, mientras la edificación perimetral ocupa las
viviendas de trabajadores y las oficinas propias para la administración del
servicio. El acceso rodado se produce al patio desde la calle Alfonso XIII
(cota +707) mientras el acceso peatonal se produce desde la inferior calle
Guatemala (+703); en este nivel se organiza un aparcamiento semienterrado que
formaliza un pódium sobre el que se levantan dos plantas; esta operación resuelve
con solvencia el encuentro con el terreno y la pendiente de las calles
adyacentes. Las fachadas de ladrillo se organizan siguiendo un riguroso orden
vertical de huecos; zócalo y cornisa de granito resuelven los encuentros
inferior y superior. La estrategia compositiva “militar” del inmueble, su
eficacia, su programa híbrido ligado a cuestiones de movilidad urbana
(cocheras, viviendas, oficinas), o la sencillez de la construcción en ladrillo frente
la representativa portada de granito en el acceso rodado (para los trolebuses),
configuran una muestra muy particular del Patrimonio Urbano y Arquitectónico de
Madrid, una edificación que, si bien no aparece como una “joya” en las guías de
arquitectura de la ciudad, sí presenta un interés muy especial a nivel histórico,
urbano y cultural.
Construcción de la Estación de Trolebuses de Chamartín. Fuente: CEDEX
Lamentablemente, el Plan Parcial no contempla en
ningún momento la conservación del inmueble, o su recuperación parcial, y se
limita a establecer la máxima edificabilidad resultante tras su demolición,
ordenando las nuevas construcciones en volúmenes simétricos. Como si de un
ejercicio clásico de “composición” se tratase, la propuesta se desarrolla al
margen de la ciudad real (densa, compleja, heterogénea e incierta), ofreciendo
a cambio una fórmula fullera-especulativa: una solución muy al gusto del canibalismo urbano impulsado desde la
administración y profesado con fervor por el sector más rancio del mercado
inmobiliario. Sin embargo, ni el ajustado precio del suelo, revisado a la baja
en varias ocasiones, ni la seductora
convocatoria articulada desde el consistorio a través del ignominioso plan
parcial, han conseguido movilizar a los fatigados promotores de vivienda: el 20
de septiembre finalizó el plazo establecido para la presentación de ofertas sin
recibir el consistorio ni una sola propuesta. Ante tal escenario, y para
sorpresa de unos cuantos, han aparecido en escena los gestores inmobiliarios
especializados en cooperativas de viviendas, agencias que, sin nada que perder
y con una inversión irrisoria, buscan potenciales compradores para organizar
una comunidad de bienes y realizar una oferta, previsiblemente a la baja, al
desesperado ayuntamiento. Un anuncio localizado en un conocido portal
inmobiliario, muestra una imagen final de conjunto que, si bien no responde con
seguridad a un proyecto desarrollado específicamente para este emplazamiento,
sí recoge el espíritu de la operación desde su génesis.
(NOTA de julio 2018: ante la retirada por parte de Idealista de la imagen del render original, se ofrece aquí la imagen del render definitvo, actualmente finalizado el edificio, según éste artículo, el más demandado de Madrid, con un precio de 3.400€ / m2).
Las
administraciones locales, y en concreto el Ayuntamiento de Madrid, deben
revisar urgentemente los procesos de enajenación inmobiliaria de patrimonio
público. En primer lugar, la elaboración de un documento normativo sobre el
activo patrimonial debe abordarse siempre, en cualquier circunstancia, desde
criterios establecidos en base al interés público. Para ello, se deben tomar en
cuenta variables alternativas, aunque compatibles, con la venta, el alquiler, o
cualquier otra fórmula de aprovechamiento del activo. Sin duda será necesaria
la elaboración de un diagnóstico multidisciplinar que incorpore procesos de participación
ciudadana, abordando cuestiones que trascienden la escala espacio - temporal de
la edificación: promoción del desarrollo e inversión local, medidas para la
integración social, análisis de las necesidades concretas del distrito y sus
límites inmediatos (equipamientos, mayores, jóvenes, etc.), hibridación
programática (público – privado), gestión y mejora del espacio público, plan de
movilidad y accesibilidad, herramientas de control y mejora de la calidad medioambiental
(emisiones, calidad del aire, gestión del agua, gestión de residuos,
aprovechamiento microclimático e infraestructuras verdes) o cuestiones
relacionadas con la eficiencia energética (estrategias pasivas y
aprovechamiento de energías renovables de bajo impacto, eficiencia de
instalaciones e infraestructuras térmicas urbanas, etc.).
El
diagnóstico multidisciplinar participativo requiere tiempo e implicación por
parte de muchos actores; sin embargo, esta inversión previa será recuperada y
recompensada con creces ante la estrategia de reutilización e intervención
sobre el edificio existente: frente al actual sistema de consumo de “energías”,
con cargas al 5% para un improvisado Plan Parcial (especulativo y unilateral) y
95% para el desarrollo (demolición y pérdida de valor patrimonial, gasto de
energía y recursos, modelo privativo del espacio público, etc.), parece más
razonable invertir los tiempos y las inversiones necesarias para gestionar el
patrimonio de un modo más eficiente y provocar “sinergias”: 95% diagnóstico
(económico, transversal, participativo, ecológico y social) y tan solo 5% para
la ejecución (económica, transversal, participativa, ecológica y social). Es tiempo de
pensar, investigar, analizar, diagnosticar y consultar; es tiempo de hacer
equipo; es tiempo de pre-ocuparse desde el conocimiento y la responsabilidad para
intervenir inmediatamente después con la máxima eficiencia y flexibilidad: es
tiempo de generar ciudad cada vez. Frente al macro-planeamiento horizontal, el urbanismo
autoritario y compositivo incapaz de asumir la complejidad del mundo actual, apostamos
decididamente por la arquitectura como herramienta de regeneración urbana, una
estrategia individual programada desde los valores existentes y las necesidades
reales, aprovechando y valorando la preexistencia como el soporte de un nuevo
sistema de relaciones, proximidades y superposiciones. Es tiempo de generar
ciudad cada vez.
Muy interesante... Gracias por tu esfuerzo en contárnoslo.
ReplyDeleterealmente emocionante
ReplyDeleteGracias por el trabajo de denuncia y clarificación de los ortodoxos métodos de actuación de Ayuntamiento de Madrid dirigido por los tan cualificados y eficacies políticos del PP que nos van a sacar de la crisis financiera.
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